El miedo es básicamente fe invertida, pero definirlo no nos quita el miedo. Es una emoción tan escurridiza, que a veces no sabemos conscientemente que lo tenemos. Otras veces se esconde detrás de la ira. Mucha gente que expresa coraje, furia, rabia y otras manifestaciones de ira lo que en verdad tienen es un gran y profundo miedo. Cualquiera que sea, no te averguences ni te sientas culpable. Todos sentimos algún miedo.
¿Qué miedos tienes tú? Unos los puedes decir en seguida; otros los tienes que pensar. Hay miedos que te infundieron cuando eras niño. Hay miedos que adoptaste con las experiencias negativas de la vida y la anticipación de que te ocurran otra vez. Hay miedos que uno tiene tan solo por ser humano; son intrínsecos, como el miedo a la pérdida y el miedo a lo desconocido, aunque lo desconocido pudiera ser mejor. Hay miedos activados y generalizados por los medios de comunicación o por la masa de gente, como el miedo a la guerra, al fin del mundo o a la crisis económica.
Hay miedos racionales porque son reacciones a cosas que ocurrieron o podrían ocurrir. Esos miedos pueden ser muy útiles para protegerte. De hecho, el cuerpo humano está diseñado para que las reacciones fisiológicas del miedo te salven la vida en momentos de peligro real.Hay miedos irracionales porque de primera instancia, no le encontramos base ni razón. Sin embargo, nuestro inconsciente tal vez pueda tener la respuesta. Otros miedos se relacionan con eventos que tú piensas que podrían sucederte, pero no tienes base para justificar esa sospecha. Otros tienen que ver con decisiones que debes tomar. Y todos se basan en sentir que no se tiene el control de las situaciones.
Cualquiera que sea el miedo, es difícil convivir con él y puede ser paralizante para vivir en paz y felicidad, o para alcanzar lo que añoramos. ¿Qué puedes hacer para controlar o manejar tus miedos?
- No les huyas. Siéntate y escríbelos en un papel.¿Por qué escribir? Porque te van a llegar a la mente miedos que no recordabas y porque verlos escritos te ayuda a enfrentarte y cobrar consciencia, que es lo primero para resolverlos.
- ¿Qué miedos te parecen lógicos porque podrían salvarte la vida o evitarte riesgos innecesarios?
- ¿Qué miedos no entiendes?
- ¿Qué miedos relacionas con eventos del pasado?
- ¿Qué miedos relacionas con asuntos que podrían pasar?
- ¿Qué miedos tienen que ver con decisiones que debes tomar y estás aplazando porque tienes miedo?
- ¿Qué miedos son hacia eventos positivos y/o extraordinarios que significarían realizar tus sueños?
Ya que el miedo está estrechamente vinculado a que sentimos no tener control sobre las situaciones, lo próximo es sentirte en control. Si ya contestaste todas las preguntas anteriores,
- Haz una lista de los eventos que temes que ocurran
- Piensa en qué puedes hacer para evitar que ocurran
- Si ocurrieran de todas maneras, anticipa qué harías; traza un plan A y un plan B.
- Si el miedo es lógico y real, ponlo a tu servicio y conviértelo en medida de precaución. Te puede ser útil si tú eres quien está en control y no es el miedo el que te controla a ti.
Tal vez este proceso te pareció largo y complicado, aunque no lo es. Cuando lo termines, vas a tener una sensación de estar preparada (o) para lo que venga a tu vida, si es que viene. Te recuerdo que no todos los miedos son hacia eventos negativos. Hay cientos de libros sobre el miedo al éxito, a las riquezas, a la felicidad, miedo a encontrarte una pareja excelente, miedo al amor…no tienes idea. Cuando examines tus miedos para liberarte de ellos, no descartes los miedos a cosas buenas porque a veces se relacionan con eventos hermosos que no llegan a tu vida porque los saboteas con tu miedo.
En resumen, enfrenta tus miedos y asume el control sobre los miedos y las situaciones que te los provocan. Sentirse en control te hace sentirte libre. Y por último, pero muy importante, recuerda que Dios no te dio espíritu de cobardía (en este caso para enfrentar tus miedos). Te dio espíritu de poder, de amor y de dominio propio.