“Tú me necesitas… y yo necesito de ti”

De vez en cuando se pasea por mi recuerdo algún libro inolvidable, sobre todo si afectó mi vida y pienso que puede levantar la vida de alguien. Me ocurrió con El Memorándum de Dios, de Og Mandino. Les pregunté a algunas personas si lo habían leído y me sentí como una lectora prehistórica. “¿Quién es Og Mandino?”. Me faltó poco para tildar de “iletrados” a unos cuantos. Pero seamos realistas. Og Mandino fue un autor bestseller hace treinta años atrás cuando pocos se atrevían a decirles a personas como tú y como yo que podíamos ser algo más y alguien más de lo que éramos.
Este buen caballero de la pluma, con su estilo sencillo y su serie de libros chicos, “vendía” envidiablemente, y llevaba a Dios en su corazón, en su maquinilla (supongo) y en sus reveladoras letras, cuyas entrelíneas respiraban al Dios que nos ama.
El Memorándum de Dios empezó siendo el Capítulo 9 de su libro El milagro más grande del mundo, y fue tan impresionante y aclamado que lo publicaron como libro aparte. Durante muchos años lo leí, lo retuve, compré copias, las regalé. Recientemente mire en mi biblioteca y me di cuenta de que cuando regalé la ultima copia, no la repuse. Y yo lo necesitaba desesperadamente y sin sustitución. Lo ordené, lo di a leer a mis amados más cercanos… totalmente imposible no llorar ante el derramamiento del Amor de Dios, que de una manera indescriptible recibimos de este Memorándum tan personal.
Tan solo lee este pedacito, y busca el libro completo. Te mereces recibir, leer y recibir este “Memo” en el fondo de tu alma, de tu espíritu y de tu corazón. Es sanidad para las heridas, bálsamo de desconsuelo, el mejor café para despertar a la vida, y la realidad de quien nos rescata siempre.
“El Memorándum de Dios Para Ti De Dios “Acepta el consejo. Escucho tu lamento. Este atraviesa la oscuridad, se filtra a través de las nubes, se mezcla con la luz de las estrellas y se abre camino hasta mi corazón siguiendo la trayectoria de un rayo de luz. “Me he angustiado al escuchar el lamento de una liebre asfixiándose en el lazo de un cazador…sabe que también te escucho a ti… Está en paz… Te traigo alivio para tu pena porque conozco su causa y también su cura.
“… Lloras por todo ese potencial que tienes que has trocado por seguridad…
“… Lloras por todos los sueños de tu infancia que se han desvanecido……
“… Recuerda entonces las cuatro leyes de la felicidad y el éxito:
“Cuenta tus bendiciones.
“Proclama tu singularidad.
“Camina otro kilómetro.
“Emplea con sabiduría el poder de elegir.
“Haz todas las cosas con amor: amor hacia ti mismo, amor hacia los demás y amor hacia Mí. “…Enjuga tus lágrimas. Estira tu mano, toma la mía y mantente erguido. Permíteme cortar la mortaja que te ha mantenido atado.”

“El día de hoy has sido notificado. Tú eres el milagro más grande del mundo.”