El amor de Dios es… Adamante. Indivisible. Inamovible. Invencible. Indestructible.

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“El amor de Dios por nosotros es inamovible, invencible, inflexible y más fuerte que la muerte.”-

Lisa Bevere

Una mujer de Dios a quien mentoreo para escribir me comentó un sueño donde Jesús la llevaba por los aires sentada sobre una alfombra de diamantes. Ella interpretó los diamantes como prosperidad financiera sobreabundante. Es muy válido porque esa piedra preciosa por excelencia siempre ha simbolizado riquezas.

Yo interpreto lo siguiente.

El diamante es una roca fuerte que se crea en la naturaleza bajo presión extrema. Es tan dura que no es fácil de partir. Cuando se extrae de las minas, solo bajo la presión de la centrífuga y cortándose exactamente por su plano natural de exfoliación, aumenta su valor de manera exponencial. En las manos de un experto que sepa pulirla en los ángulos correctos, aunque parezca reducirse, su valor aumenta, su fulgor es mayor, y dispersa la luz en los matices más hermosos.

Esa es la verdad real del amor de Dios hacia nosotros, expuesto de manera conmovedora e indubitable en el libro Inamovible, de Lisa Bevere.

El amor de Dios es… Adamante. Indivisible. Inamovible. Invencible. Indestructible.

Esa roca que en el mundo natural parece compararse con un diamante es la que nos cobija, hacia la que corremos. Pero es también la que nos mueve a convertirnos en personas inamovibles en fe. Esa roca es la que con su amor infalible nos va puliendo,  extrayendo lo mejor de nosotros, y apoyándonos para superar las presiones de la vida. Entonces emergemos como un diamante de extraordinario valor, dispersando luz adondequiera que vamos. Dios es nuestro adamante, nuestra roca, y nos convertimos en inamovibles rocas de fe en su verdad.

Jamás dudes del indescriptible amor de Dios.

Descansa sobre esa roca con la confianza de un niño. Alimenta tu espíritu y tu mente con estas frases que te regala este libro inspirador:

  • Tropezamos cuando ponemos nuestra fe en alguien. Nunca fallaremos cuando nuestra fe está en Dios.
  • Dios no tiene amor para Dios es amor para nosotros.
  • Los torrentes de la vida pueden amenazar, pero no pueden ahogar el amor que Dios nos tiene.
  • El amor habla para que le escuchen.
  • El amor nos libera de todas las deudas emocionales, físicas y sociales.
  • La verdad es inamovible, insensible a las mentiras e inflexible ante el río del tiempo.
  • En Cristo, los corazones de piedra se convierten en piedras vivas.
  • En Él, quienes no éramos nada lo recibimos todo.

¿Cuéntame como es el amor de Dios para ti?

Tu amiga y editora,
Ofelia Pérez