Aterradora Cercanía

“La persona más poderosa y más atractiva que podemos ser es quien ya somos”. Donald Miller

¡Bravo por Donald Miller! Esta vez Miller no busca el aplauso al “actor” detrás de quien se escondía para que no lo conocieran como él era. Hoy se merece un aplauso por ser quien es; tener la valentía de exponer públicamente su proceso muy personal; y servir de guía a hombres (y mujeres) que no se atreven a ser quienes realmente son, ni han podido ser felices en el amor.

En Aterradora Cercanía me conmovieron el candor y la vulnerabilidad de un hombre que yo relacionaba tan solo con el mundo empresarial. Además, llamó mi atención ver en un libro para todo público (no técnico) una presentación tan clara, completa y entretenida de un problema emocional que causa dolor a muchas personas.

La intimidad emocional es indispensable para amar y ser amado. Para intimar con otra persona, ambos tienen que darse a conocer como verdaderamente son. Si “actúan” o usan “máscaras” que esconden quiénes son, no puede haber intimidad emocional. Por otra parte, “disfrazarse” es indicio de ser incapaz de tener intimidad emocional con otros.

Aunque el autor centra su relato en sus relaciones con las mujeres, el temor a la intimidad emocional afecta todas las relaciones. Él indica cómo ese temor le perjudicaba en sus relaciones sociales y de negocios, y cómo le produjo un bloqueo de autor. Escribe: “Tener temor a amar y es­tar paralizado ante el teclado implican un temor a ser conocido, un temor a cometer errores, un temor a que se muestren nues­tras carencias”.

Sentir vergüenza a temprana edad, ciertos eventos en el hogar, la convicción de que no valemos, y de que debemos hacer y ser algo que ni podemos hacer ni somos, causan incapacidad para la intimidad emocional. El pensamiento es: Si soy perfecto, me van a amar. Pero nunca es suficiente lo que hago, ni soy perfecto. Conclusión: tengo que “actuar” porque nadie puede amar a quien yo soy, y si actúo, seré aceptado y celebrado.

La persona finge ser quien no es, sin permitir que la conozcan como es. Se involucra en pésimas relaciones que causan mucho dolor a los demás, y a la larga, a ellos mismos. Es que “actuar puede conseguirnos el aplauso, pero correr el riesgo de ser nosotros mismos es el único camino hacia la verdadera intimidad”.

Superar ese patrón de “actuar” en lugar de ser quien uno es, “implica reconstruir viejos hábitos, sobreponerse al deseo de agradar a los demás, decir la verdad, y encontrar satisfacción en una porción diaria de amor verdadero”.

El autor afirma: “Tú, como tú mismo, eres suficiente para conseguir el amor que necesitas”. Sobre amar, escribe: “Amar significa sumergirte en lo desconocido, donde hay peligros muy reales, pero mayormente recompensas”.

Luego de compartir su proceso de transformación con una buena dosis de humor, oportunas analogías y sus altas y bajas, al relato final de Miller no le falta nada (En el libro verán por qué lo digo). Y su perspectiva del amor es definitivamente especial:

“Ya no creo que el amor funciona como un cuento de hadas, sino como la agricultura. La mayor parte es sencillamente levantarse temprano y labrar la tierra, y después orar para que haya lluvia. Pero si hacemos el trabajo, podríamos despertarnos un día para encontrar un campo interminable de cosechas que se extienden hacia el horizonte… La verdadera intimidad es, precisamente, el alimento que cosechamos de un terreno bien cultivado.”